viernes, 29 de marzo de 2013

Rendidos a Sus pies (Viernes Santo)


“La pasión, muerte y resurrección de Jesús el llamado Cristo es lo único importante que ha ocurrido en la historia de la Creación. (...) ¿Qué es el nacimiento de la verde espesura del planeta tierra si no el comienzo de la fabricación del madero de la Santa Cruz? (...) El mundo es una misa que se parece al mundo”.
José Miguel Ibáñez Langlois

sábado, 16 de marzo de 2013

En la elección del Papa Francisco

Tal vez todo lo que voy a escribir no sean más que tonterías, interpretaciones particulares que no reflejan una ley general. Sin embargo, yo le veo cierta lógica.

Los cambios importantes en la Historia de la humanidad no los han realizado líderes progresistas. No recuerdo caso alguno. Cuando algún prohombre progresista ha encabezado el cambio, el liderazgo no ha sido suyo sino del pueblo. Es decir, el pueblo tenía ya asumida la necesidad de cambio, existía un consenso en ese sentido, y el líder solamente se ha puesto a la cabeza de la marcha alzando una bandera, como Chaplin en Tiempos Modernos.

En cambio, cuando no ha habido consenso sino división (lo más frecuente), los cambios solamente han sido posibles liderados por personas de trasfondo conservador. Digamos que conservadores "ilustrados" (no en un sentido intelectual sino práctico). En cierto modo, personas que mostraban la necesidad de abandonar las prejuicios atávicos para ser fieles a la idea civilizadora. Aparentemente traidores a la causa, aunque en realidad podríamos llamarles garantes del cambio posible.

Algunos ejemplos. De Gaulle, militar y hombre de orden, fue el único que pudo lograr que Francia consintiera la independencia de Argelia. Adolfo Suárez, antiguo secretario del Movimiento, consiguió que las Cortes franquistas se hicieran el harakiri y la democracia echase a andar. Juan XXIII, con su estilo de simple cura de pueblo, abrió las ventanas de la Iglesia católica tras siglos de aislamiento.

Ninguno de ellos era un líder progresista. Tampoco lo eran Martin Luther King (republicano y evangélico), ni Wilberforce (aristocrático y conservador), ni...

El Papa Francisco tiene ante sí el reto de conducir a la Iglesia católica a la modernidad. No es un jesuita progre y liberacionista sino un hombre sencillo, piadoso y de sentido común. Parece la persona adecuada. Veremos qué ocurre.



martes, 12 de marzo de 2013

No sirves para nada

Llevo unos 17 años en el mundo de la educación y nunca me he acostumbrado a las sesiones de evaluación. Aunque doy clase en varios institutos siempre participo de esas sesiones en el mismo centro. Tal vez sea que allí son particularmente indigestas, no sé.

Los profesores acuden ya con las notas puestas, se repasa la lista de alumnos y se hacen comentarios sobre cada uno de ellos. Resumiendo: una terapia de grupo para profesores, que pueden poner a parir a gusto a sus alumnos.

Lo dicho, no me acabo de acostumbrar. No es que yo tenga la piel muy fina sino que me enseñaron a no juzgar a nadie. Siempre viene a mi mente la larga lista de personas célebres que en su juventud fueron condenados como incapaces por sus maestros; y, por supuesto, el poema de Goytisolo reivindicando el valor intrínseco de las personas y su singularidad por encima de su utilidad.

Para todos, alumnos y profesores, este impactante poema en una interpretación alejada del tono solemne y sombrío que le da Paco Ibáñez.

La leyenda española de la guitarra, Alberto Tarín, canta "No sirves para nada".