miércoles, 15 de junio de 2011

La peor de las injusticias

El salario mínimo es un concepto de dudosa eficacia.

Surgió para garantizar que los trabajadores menos preparados al menos cobrasen un salario digno y no fueran explotados al tener que aceptar cualquier cantidad con tal de subsistir. Pero la realidad es que muchas veces la rigidez del salario mínimo impulsa a ciertas empresas y trabajadores no cualificados a relacionarse al margen de la legalidad (empleo sumergido).

Triste, pero así es. La realidad económica es así brutal y negarlo sería ceguera.

Bueno, pues más triste aún y más brutal si cabe es la noticia que este mes difundió Wikileaks: la Administración Obama maniobró para que el salario mínimo en Haití (el país más pobre del mundo) siguiera en los mínimos y no subiera. Es decir, el gobierno USA aseguró a las empresas norteamericanas la continuidad de mano de obra esclava en su trastienda del Tercer Mundo.

 
¿Se puede ser más hipócrita? Utilizar el bienintencionado concepto del "salario mínimo" para justificar unos salarios de miseria... ¡pero qué mala gente! (por no llamarles otra cosa).

A qué niveles llega este alambicado proteccionismo norteamericano que pretende imponer, con el apoyo de su intimidante diplomacia, condiciones ventajosas para sus empresas nacionales en sus países satélite. Menuda burla a la auténtica "libre competencia" y a la soberanía de los haitianos.

Apariencia de justicia, la peor de las injusticias.



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