lunes, 30 de julio de 2012

¿De qué te sirve ser bueno?




Leo una noticia terrible en los periódicos de hoy. El hijo del senador George McGovern ha fallecido por complicaciones relacionadas con su alcoholismo.

El senador McGovern ha cumplido este mes 90 años, así que debe haber sido una noticia terrible para él; más aún cuando otra hija suya había fallecido ya por el mismo problema años antes.

Cuando Terry McGovern murió, su padre publicó un libro hablando sobre la lucha de Terry y toda la familia contra el alcohol. En el libro relata como él mismo hizo todo lo que los expertos decían que debía hacerse, por duro que le pareciera, para ayudar a su hija a restablecerse. Nada resultó.

No sé si recuerdas quién es George McGovern. Algunos lo reconocerán como una de las personas más comprometidas en la lucha contra el hambre en el mundo, pero probablemente es más conocido por ser el candidato derrotado en las elecciones presidenciales norteamericanas de 1972.

McGovern, el político honesto, sufrió una durísima derrota electoral a cargo del más inmoral de los presidentes norteamericanos, Richard Nixon, conocido como "Tricky Dick" (Dick el Tramposo).

Cuando McGovern se retiró de la política activa, logró cumplir uno de sus sueños: comprarse un hotelito en Connecticut. Tuvo que cerrarlo. Algunos clientes espabilados, conocedores de la fama de honesto del propietario, se dedicaron a denunciar supuestos accidentes domésticos en el hotel y a pedirle fuertes indemnizaciones en los tribunales de justicia.

Cuando la vida me ha ofrecido su cara más amarga, no ha faltado quien se ha acercado a mí y me ha dicho, en un intento de aleccionarme: "Y ahora ¿de qué te sirve ser bueno?

No soy un iluso, ya sé que la vida paga mal a sus obreros. Pero fíjate, no importa cuánto la vida zarandee a George McGovern, que él sigue resistiendo.

Yo quiero seguir su ejemplo, porque es el ejemplo de Jesús.

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En la inaguración de la Biblioteca McGovern actuaron sus viejos amigos, Peter, Paul and Mary.

Ésta es una interpretación de Mary Travers del clásico "Follow me":


     yi

domingo, 8 de julio de 2012

Insatisfechos


"Mi semana con Marilyn" narra el rodaje de la comedia "El príncipe y la corista" (1957) desde el punto de vista del chico de los recados de Sir Laurence Olivier. 


Es una buena película que indaga sobre la personalidad de Marilyn Monroe y de aquéllos con quienes se relacionó durante el tenso rodaje.


Una frase especialmente llamó mi atención. 


El asistente del gran actor británico le dice a Marilyn: "Tú eres una estrella y quieres ser una gran actriz. Él es un gran actor y quiere ser una estrella. Ninguno de los dos vais a conseguirlo con esta película".


Pocas veces estamos satisfechos. Nos parece que nos iría mejor siendo distintos y estamos dispuestos a sacrificar cualquier cosa a cambio de ser percibidos de una forma diferente. 


Desde luego, no lo vamos a conseguir con una comedia ligera. 


El rodaje de "El príncipe y la corista" muestra los titánicos (y vanos) esfuerzos de dos criaturas maravillosas insatisfechas con sus propios logros. 


Este episodio trae a mi mente la oración de Reinhold Niebuhr:


"Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar,
el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar 
y la sabiduría para conocer la diferencia; 
viviendo un día a la vez, 
disfrutando un momento a la vez;
aceptando las dificultades como un camino hacia la paz;
tomando, como lo hizo Dios, este mundo de pecado tal y como es, 
y no como me gustaría que fuera; 
creyendo que Tú harás que todas las cosas estén bien 
si yo me entrego a Tu voluntad; 
de modo que pueda ser razonablemente feliz en esta vida 
e increíblemente feliz Contigo en la siguiente. 
Amen."

miércoles, 4 de julio de 2012

Oportunidades (perdidas o no)

Hoy es 4 de julio, la fiesta de un gran país, Estados Unidos. Una tierra de oportunidades y también de oportunidades perdidas.

Amo y admiro a Estados Unidos. Hay un montón de momentos claves de su Historia, pero yo siempre pienso en el 6 de junio de 1968.

¿Qué hubiera pasado si RFK no hubiera sido asesinado? No hay duda que USA y nuestro mundo serían muy diferentes.

Todos los discursos de Bobby Kennedy tienen tanta fuerza, son tan brillantes, que soy incapaz de seleccionar algunas de sus palabras para ilustrar esta entrada. Os animo a buscarlos en la red y especialmente en youtube, donde encontrareis varios, incluso subtitulados al español.

Mejor os dejo un vídeo homenaje con la música de Emerson Hart. ¡Feliz 4 de julio para tod@s!



lunes, 2 de julio de 2012

El mismo mar

El sábado por la noche atravesé el corazón de Madrid con mi grupo scout. Les llevaba al cine a ver una peli familiar. Para poder llegar, tuvimos que bregar con las multitudes que estaban viendo/participando en la marcha del Orgullo Gay. No llegamos a tiempo a la sesión prevista y tuvimos que buscar otro cine. Al regresar, entrada la madrugada, aún duraba la fiesta.

Ni me molesta ni me escandaliza ya casi nada, tampoco me estoy quejando del colapso del centro de Madrid (colapsado en tantas ocasiones por otras marchas provida, sindicales, etc.); lo que ocurre es que no entiendo esta marcha del Orgullo Gay y me gustaría comprenderla.

La Gran Vía me pareció más el escenario de un botellón grotesco que un espacio de autoafirmación o reivindicación de derechos.



Llevo toda mi vida como educador defendiendo la no discriminación de las personas LGTB, haciendo pedagogía del tema con los chavales, intentando conseguir avances para sus derechos en el interior de instituciones tan complejas como las Iglesias, etc. pero toda esa celebración exhibicionista y bullanguera me dejó bastante bloqueado. Creo que a los scouts, muchos de ellos alumnos míos, también se les quedó la cara a cuadros. 


"¿Y ahora qué les explico?"


Hoy, un par de días después, estoy ya recuperado del impacto. Supongo que una parte de la cultura popular gay es así y no puedo pretender entenderla. Así que esta noche me he puesto a escuchar a Charles Trenet.


Él fue gay e incluso en dos ocasiones sufrió la injusticia de estar preso por ello, en Francia y USA (dos países pretendidamente modernos y civilizados). Me encanta su alegría de vivir y también su melancolía. A él sí lo entiendo y eso me basta. No digo que él sea el gay bueno y los que hicieron de los portales de la Gran Vía un urinario sean los gais malos. Solamente digo que el mismo mar que acunó su corazón para la vida, como dice al final de su canción, acunó el mío. 


Señores, con ustedes... ¡Charles Trenet! (y ojalá seamos capaces de acabar con cualquier discriminación basada en la identidad sexual).