viernes, 7 de noviembre de 2014

Monstruo

Esta semana en la clase de mi hija mayor estaban estudiando un tema apasionante: los "catalanes universales". Se trataba de conocer a aquellos catalanes que han traspasado fronteras y han sido conocidos en todo el mundo.

La lista no es demasiado larga pero sí muy interesante. Predominan los arquitectos y artistas (como Gaudí o Dalí), los músicos e intérpretes (como Pau Casals o Montserrat Caballé), algún inventor (como Monturiol) y algún deportista (Pau Gasol).

No sé porqué de pronto me vino un nombre a la cabeza y le pregunté a mi hija: "¿No se habrán olvidado de Xavier Cugat, verdad?"

Mi hija me respondió: "...pues me parece que sí papa, porque ese nombre no me suena que lo hayan nombrado en la clase".

Xavier Cugat fue uno de los catalanes más universales que ha producido esta tierra. Fue conocidísimo en el mundo entero por sus discos de música afrocubana  y latina, de alta calidad según los entendidos, y por sus múltiples apariciones cinematográficas.

Siempre me resultó cómica la forma en que Xavier Cugat dirigía a su orquesta en el cine. Lo hacía de espaldas a los músicos, embelesado por el baile sensual de la cantante solista (generalmente su esposa).

Ahora que estamos a un par de días de la fecha en que el pueblo catalán va a poder expresar sus deseos para el futuro (en la consulta del 9-N), la forma de dirigir del gran Cugui se me antoja un ejemplo de lo que no deberían haber hecho nuestros gobernantes.

Por varios años, el gobierno central ha dirigido España de espaldas a los catalanes. Nos ha usado para encender el patriotismo español y expresamente ha hecho oídos sordos a las peticiones de concierto económico, de referendum, etc.

Con esa actitud el gobierno central ha jugado con fuego y ha alimentado el sentimiento independentista catalán, mientras retenía votos en otros territorios del Estado alentando el resquemor y desconfianza secular entre los distintos pueblos de España para su beneficio electoral.

Un monstruo de la música como es Xavier Cugat se puede permitir dirigir de espaldas a su orquesta. Pero el presidente del gobierno central no puede permitirse gobernar de espaldas a uno de sus territorios más pujantes y con un fuerte sentimiento nacional, si no quiere encontrarse con un problema mostruoso y de imposible solución.

El 10 N señor Rajoy dese la vuelta y escuche los argumentos de los catalanes. Aún estamos a tiempo (creo).


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