jueves, 21 de abril de 2011

D.S.O.

En la víspera de un Viernes Santo más, acudo a la ayuda de Albert Schweitzer, el gran teólogo, músico y benefactor de la humanidad, para acercarme a comprender el misterio de la pasión.

El doctor Schweitzer comparaba el sacrificio de Jesús con el de alguien que se lanza a los pies de un carruaje de caballos desbocado.

Jesús, al ver la locura de un mundo que iba camino del desastre, se deja pisotear para que los hombres recuperemos el rumbo y el control.

Los caballos desbocados pueden hacer mucho daño, eso lo sabía el doctor por propia experiencia. Su madre, Adele, había muerto atropellada por un caballo militar incontrolado.

La imagen que el doctor Schweitzer nos sugiere me parece tan potente (y quizás más comprensible humanamente) como otras basadas en conceptos monetaristas (pagar la multa), jurídicos (cumplir la pena) o idealistas (tocar las conciencias).

Jesús se lanzó a los pies de los caballos para frenar la locura de este mundo, confiado en que su sacrificio nos brindaba a nosotros la oportunidad de retomar las riendas de nuestras vidas y hacerlo mejor esta vez.

¿Habrá sido en vano su sacrificio?

¿Aceptas el reto del Dios de la Segunda Oportunidad?

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