domingo, 24 de abril de 2011

Verdad que libera

Nuestra razón y nuestra experiencia nos dicen que los muertos no resucitan. Tras la muerte cerebral donamos los órganos porque sabemos que ya no hay marcha atrás. Nunca hemos visto un muerto que haya vuelto a la vida.

Sin embargo, sabemos que nuestra razón es limitada y nuestra experiencia también. No lo sabemos todo. No hemos probado todas las cosas.

La razón y la experiencia apuntan a algo superior: la Verdad. Y aquél grupo de pusilánimes discípulos de Jesús, que huyeron despavoridos cuando las autoridades detuvieron a su maestro, parece que la habían encontrado.

Aterrorizados por la cruel muerte de Jesús, a los pocos días están predicando valientemente en las calles. Dicen que Jesús ha resucitado y una locura tan grande parece no violentar su raciocinio. Al contrario, su experiencia de un encuentro con Jesús resucitado transforma positivamente sus vidas.

No serán los únicos, pues por generaciones millares de personas manifiestan haber encontrado una nueva vida al conocer la vida de Jesús. 

¡Aleluya! Verdaderamente el Señor ha resucitado. Esa Verdad puede hacerte libre.


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