domingo, 1 de enero de 2012

El Bien, ahora

Estuve ayer, último día del año, visitando a mi antiguo alumno K. en la prisión de Tarragona. Está allí como preso preventivo tras atropellar a dos prostitutas y salir huyendo sin llamar a la ambulancia. 

Como soy reverendo anglicano y tengo compañerismo con todos los pastores evangélicos de la zona, he entrado ya varias veces a visitar a K. acompañando al capellán protestante.

Ayer me tocó, improvisadamente, dar un mensaje durante el sencillo servicio religioso que se celebra cada semana. "El pastor Rafael nos va dar el mensaje". Upss, no llevaba nada preparado de casa. De todos modos, me vino algo a la mente: Noé y sus 120 años fabricando un barco en el desierto.

Fabricar un barco en el desierto parece cosa de locos. ¡Si no llueve en el desierto! Cuántas carcajadas levantaría Noé fabricando aquello. Él creía que era su deber, que era lo correcto, y lo hizo. Y llovió. Y se Salvó. Otros se ahogaron.

Es difícil predicar nada a alguien que ha perdido la Libertad. Lo que yo desearía es abrirles la puerta y dejarles salir, pero comprendo que eso tampoco arreglaría nada. No es porque algunos sean presos peligrosos sino porque la vida en la calle es lo que les ha condenado ahí donde están. La vida en Libertad ha sido tan peligrosa para ellos que han acabado perdiendo lo más preciado que alguien puede tener: su propia Libertad.

Pero ahora mismo pueden empezar a vivir otra vida, aún dentro de la prisión. Pueden empezar a hacer el Bien aunque estén privados de Libertad. No importa las risas de los demás. Pueden ayudarse unos a otros. Si lo hacen así, cuando salgan se Salvarán. Habrán aprendido a defenderse. Si no, a la salida probablemente les espera la Muerte (y en muchos caso, no sólo figurativamente hablando).

¿Podemos extraer algunas lecciones también nosotros, quienes no estamos presos, de esta historia de Noé? Claro.

Ha empezado un año, una oportunidad para hacer lo Bueno, lo que es Justo. Está mal visto hacer lo Bueno. Las personas se ríen. Otro alumno mío me decía ayer que él no ayuda a los demás porque tiene la sospecha que ellos no le ayudarían nunca a él si llegaba a necesitarlos.

Hay que revertir toda esta realidad, este mercantilismo de la Amistad. Debemos recuperar el entusiasmo por el Bien.

Eso es Salvarse. Lo contrario es Muerte.


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