viernes, 17 de julio de 2015

Aún a tiempo

No han pisado un circo en su vida ni han estrechado nunca la mano de un hombre de circo. Jamás se han embarrado los zapatos para ver el mundo que hay detrás de la lona ni han visto adiestrar a ningún animal. No tienen ni la más mínima idea de la comunión que se establece entre familias y animales, en un trabajo heredado de padres a hijos, ni saben de las lágrimas derramadas por cada adiestrador cuando un animal está enfermo, etc.

Pero la próxima semana en el Parlament un grupo de políticos va a dictar sentencia de muerte para el circo clásico en Catalunya, Prohibirán los circos con animales que ellos llaman "salvajes" y se quedarán tan anchos.

Películas sí que han visto, o al menos conocen la que les han explicado los animalistas. Una sobre un circo con un domador muy malo muy malo, de bigotes retorcidos y de intenciones aún más retorcidas. No sé si se la han creído o si piensan que los votantes son ignorantes y se la creen, y por eso para conquistar su voto necesitan traer en bandeja de plata la cabeza del circo clásico a los pies de los animalistas.

Los políticos socialistas no parece que deseen defender a los trabajadores si son de circo, los liberales se deleitan con las prohibiciones y los socialcristianos dudan aún si atreverse a conciliar al ser humano con la Naturaleza. Surrealismo puro.

No espero mucho de estos políticos de salón pero hago un llamamiento a sus conciencias. Aún están a tiempo de trabajar de verdad para el bienestar animal, diciendo NO a una prohibición que criminaliza al circo y deja a sus animales varados. ¡Aprueben una regulación exigente, más exigente que la más exigente de las existentes en cualquier país avanzado! ¡Ah, y vayan al circo! Puede que así se les mejore su úlcera.


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