sábado, 26 de julio de 2014

La fiesta terminó

La figura pública del President Pujol siempre ha sido muy controvertida. Durante 23 años presidente del Gobierno de Catalunya, ahora ha caído en desgracia al descubrirse que él y su familia guardaban una fortuna oculta en Andorra. Este viernes, bruscamente, el President emitió un comunicado confesando su participación en la trama. La base de esa fortuna parece que fue una herencia, pero existe la sospecha fundada que esa herencia haya sido incrementada con comisiones fruto de la corrupción. En los próximos meses, conforme avancen las investigaciones, la confesión del President puede haberse quedado corta.

Conocí brevemente al President Pujol en agosto de 1997. Yo había escrito la biografía del pastor protestante y educador Antonio Martínez de Castilla. El pastor Martínez de Castilla había sido profesor en el Colegio Alemán, donde el President Pujol había estudiado, así que ni corto ni perezoso escribí a su secretaría diciéndole que quería entregarle en mano al President el libro que había escrito. No tardó en responder fijando fecha para la cita en el Palau de la Generalitat.

Le pedí al entonces pastor de mi Iglesia, Narcís de Batlle, que me acompañase. Me pareció que tal vez la conversación fuese a girar sobre el protestantismo, la diversidad religiosa, etc. así que la presencia del pastor Narcís podría ser muy positiva.

Guardamos unos minutos de espera en una salita del Palau en compañía de unos señores muy entrajeados de origen oriental. Ellos pasaron primero pero no estuvieron mucho tiempo. Llegó nuestro turno y el President salió a recibirnos a la puerta de su despacho. "Déu vos guard!" proclamó y nos dio solemnemente la mano. Iba vestido con un traje mil rayas de colores blanco y azul que le daba una apariencia jovial pero un tanto grotesca.

Nos sentamos y le expliqué brevemente el contenido del libro y resumí la biografía de Martínez de Castilla. Le presenté al pastor Narcís. No pareció demasiado interesado en el libro, la verdad. Enseguida empezó a hablar con el pastor Narcís sobre su familia. De alguna manera, por el apellido, había detectado que podía ser que la conociese. Efectivamente, no sé qué fabrica cercana a Girona que el President Pujol tenía identificada había sido propiedad de la familia del pastor Narcís. Ya no hubo otro tema.

Bueno, sí. El President dijo estar muy interesado en el jansenismo, ese movimiento de retorno a las raíces bíblicas que sacudió al catolicismo en los Países Bajos y que derivó en las actuales Iglesias Viejo Católicas. Nos mostró varios libros y nos pidió que le recomendásemos alguno que tuviera nivel sobre este tema. Azorados al no recordar en ese momento ningún título, le dijimos que le haríamos llegar a su secretaria la recomendación.

Hasta ahora no hemos cumplido el compromiso, pero he vuelto a recordar nuestra deuda cuando he visto el comunicado del President Pujol confesando su participación en la corrupción familiar, justificando sus porqués y pidiendo que esta confesión pueda servirle de expiación.

La gran batalla del jansenismo fue contra el llamado probabilismo jesuíta. Era ésta una doctrina que decía que si había alguna posibilidad de que una acción acabase siendo buena, por pequeña que fuera, era lícito realizarla. Los jansenistas se llevaban las manos a la cabeza ante tal argumento, porque conocían bien el catolicismo popular. Eso no podía ser más que una excusa moral, una coartada mental para el autoengaño, incluso para una contricción incompleta. Ellos creían que solamente el temor y temblor de enfrentarse a la propia y absoluta pecaminosidad ponía a los seres humanos en el camino de la entrega a un Dios de amor.

Me arrepiento muy sinceramente de no haberle hecho llegar al President Pujol el libro que nos pidió. No digo que otro gallo hubiera cantado pero tal vez sí. Quién puede saber los efectos de algo que no ha llegado a ocurrir.

El President Pujol guardó de nuevo sus libros en la estantería y nos acompañó hacia la puerta. Me encareció a que el próximo libro que escribiese lo hiciera en catalán y se disculpó por no podernos dedicar más tiempo. Tenía un compromiso: debía asistir a las fiestas del barrio de Sants.

Este viernes, bruscamente, mediante un breve comunicado de confesión, la fiesta terminó.


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