lunes, 11 de febrero de 2013

Es humano

Dentro del fragmentado universo del cristianismo existe un conjunto de Iglesias que tienen todas mis simpatías. Son las llamadas Iglesias Viejo Católicas. Surgieron como resultado de las decisiones del Concilio Vaticano I, combatidas por muchos intelectuales católicos incapaces de aceptarlas sin traicionar sus convicciones. 

En particular, la novedosa doctrina de la infalibilidad papal fue la gota que colmó el vaso. Los católicos que se vieron incapaces de aceptarla fueron excomulgados. Uno de ellos, Ignaz von Döllinger, se convirtió en el inspirador de la nueva comunión de Iglesias conocidas como Viejo Católicas (pese a que él mismo nunca llegó a unirse formalmente a las mismas).

He aquí una muestra de los argumentos de Döllinger frente a los defensores de la infalibilidad del Papa: 

"En dieciocho siglos no ha ocurrido algo semejante. Lo que ellos anhelan es una revolución eclesial, tanto mas grave cuanto se trata aquí del fundamento de la fe religiosa de cada hombre, que en el futuro debería sostener y afirmar lo que establezca un solo hombre, el Papa, en lugar del conjunto, en lugar de la Iglesia Universal. Hasta ahora el católico decía: Creo en tal o cual doctrina por el testimonio de la entera Iglesia de todos los tiempos, porque ella tiene la promesa de que permanecerá siempre en la continua posesión de la verdad. En el futuro en cambio debería decir el católico: Creo, porque el Papa, declarado infalible, ordena enseñar o creer tal cosa. Que él sea infalible lo creo porque él lo afirma de sí mismo. Porque 400 o 600 obispos reunidos en Roma en el año 1870, han decidido que el Papa fuera infalible. Todos los obispos solos y cualquier concilio sin el Papa están sometidos a la posibilidad de errar. La infalibilidad es un privilegio y una posesión exclusiva del Papa. Su testimonio no puede ser fortalecido ni debilitado por los obispos, sean estos pocos o muchos; cada decisión tiene pues solamente tanta fuerza y autoridad cuanta el Papa mismo le ha otorgado y que él se ha arrogado a sí mismo. De este modo pues en ultima instancia todo se reduce a un autotestimonio del Papa, lo cual es desde luego muy sencillo. Sólo que respecto a esto debería recordarse lo que hace 1840 años dijo alguien inconmensurablemente más alto: "Si yo doy testimonio de mi mismo, entonces mi testimonio no es digno de creerse" (Jn. 5,31)."

Todo esto ha vuelto a mi memoria hoy, cuando el actual Papa Benedicto XVI ha tomado la histórica decisión de renunciar al papado.

Entorno a la infalibilidad del Papa se había ido construyendo prácticamente el mito de su seudo-divinidad; pero el Papa es humano. 

Los humanos se cansan y descansan; yerran y aciertan...

Como Jesús mismo nos enseñó, han de ser nuestro prójimo, nuestras propias obras y el juicio de Dios, quienes den testimonio de nuestra grandeza o insignificancia. Amén. 


2 comentarios:

  1. La Infalibilidad papal fue uno de los motivos, a parte de otros, por el que no me sentí conforme dentro de la Iglesia Católica. La Iglesia Veterocatólica fue una de las iglesias que investigué tras sentir que no me sentía a gusto siendo católico. Personalmente, también siento una simpatía por la Iglesia Veterocatólica, también llamada Iglesia Viejo Católica.

    Un Saludo.

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  2. Gracias Max! Las Iglesias Viejo Católicas están en comunión plena con el anglicanismo. Entre la IERE y la Unión de Utrech hay una relación muy estrecha. Yo mismo tengo buena amistad con Emmanuel Lacam, que es un lider laico muy activo en el mundo viejocatólico de habla francesa :-)

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