Un viaje agotador. Dimos vueltas y vueltas por España. Queríamos llevar al mayor número posible de jóvenes a un viaje a Gibraltar, así que íbamos haciendo escalas.
Al volver, pasando por Torrevieja, evitamos un accidente mortal por milímetros.
Dentro del coche habíamos repasado ya a voz en cuello todas las canciones de las pelis Disney. Seguíamos cantando, cuando de pronto la carretera se convirtió en un laberinto, invitándonos a un posible choque en cadena.
Nos salvamos.
Somos simplemente polvo en el viento, la Eternidad se esconde a la vuelta de cada curva.
Y sin embargo esa verdad ni me da miedo ni me desanima. ¡Qué bonito fue hacer amigos durante el viaje! Aunque hubiera sido el último, hubiera valido la pena.
Le preguntaron a Martin Lutero qué haría si al día siguiente supiera que iba a ser el Fin del Mundo y respondió: "Plantaría un árbol".
Somos polvo, sí. Volveremos a nuestro Hacedor, pero tras una oportunidad única: la de vivir en esta tierra, amar y ser amados. ¡Menudo regalo!
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