sábado, 5 de marzo de 2011

NACIONALISTA PERIQUITO



En las tertulias y grupos de reflexión que organiza el partido liberal (P-Lib) en la comunidad donde vivo (Catalunya) se está debatiendo estos días el tema del nacionalismo.

Soy un abierto partidario a reconocer que nacionalismo y liberalismo son compatibles, aunque yo no me sienta nacionalista en modo alguno.

Mi abuelo paterno era gitano, mis padres son emigrantes de otras regiones de España, mi esposa norteamericana de ascendentes austríacos e indios, muchos de mis alumnos son marroquíes y prácticamente la mitad de los fieles de mi Iglesia son bolivianos.

¿De qué nación habría de ser yo nacionalista? ¿Nacionalista español? ¿Nacionalista catalán? ¿Nacionalista gitano?

Mi identidad es tan fragmentada... Pero he aquí que un amigo me hizo ver mi error.

No hay forma de no ser nacionalista, es algo prácticamente inherente al ser humano. Así lo expresó mi amigo: "Los nacionalistas son imbéciles y los que se piensan que no lo son, son estúpidos".

Así que yo debo ser nacionalista o particularista en algo. Uhmmm...

Busquemos pues. Algo debe haber que demande mi lealtad por encima de los lazos familiares, culturales o religiosos. Algún suelo debe hacerme sentir arraigado, alguna bandera o himno emocionarme. Algo debe merecer mi lealtad y sacrificio; pero ¿qué?

Y de pronto me acordé: ¡El Espanyol! Ese club deportivo que tanto nos hace sufrir y con el que las alegrías se viven tan intensamente. Su himno es el mío y el suelo de su estadio es mi patria.

Así que ya sé de qué nación soy nacionalista: soy nacionalista periquito, porque sóc de l'Espanyol, "la força d'un sentiment".

Venga, y mañana a ganarle al Levante. Força Espanyol!

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