miércoles, 19 de diciembre de 2012

Valores liberales (I): tres palabras

Uno de los valores importantes de la tolerancia liberal es hablar y dejar hablar. Las personas convencidas muchas veces apagan la voz de su propia razón, arruinando el debate y ensombreciendo sus propios argumentos. John Wesley nos previno en uno de sus más populares sermones del peligro del "entusiasmo" (que podríamos traducir por "fanatismo").

Hablando con un alumno de origen chileno he recordado una anécdota del presidente Alessandri (D. Arturo, el conocido como "el León de Tarapacá"). Alessandri era liberal, como los seguidores de su partido; pero en ocasiones a ambos, al León y a sus seguidores, parece que se les olvidaba, vencidos por su propio entusiasmo.

En una de sus giras en tren por el país durante una campaña electoral, Alessandri hacía parada tras parada para dirigir ardientes discursos a las multitudes enfervorizadas. Al regresar del trayecto Santiago-Chillán, el tren hizo una parada técnica en Curicó para recargar carbón y agua. Aunque era una parada de pocos minutos, enseguida el tren se vio rodeado de una multitud que pedía al León un nuevo discurso.

Aunque ya había pronunciado cuatro alocuciones en ese día, Alessandri ni corto ni perezoso salió al final del vagón dispuesto a hablar. Sin embargo, la multitud aplaudía y gritaba con tanta emoción que era imposible que se entendiese nada. "¡Tres palabras solamente, tres palabras solamente!" repetía desgañitándose el presidente Alessandri. Pero su voz era apagada por los Vivas y los aplausos atronadores.

"¡Tres palabras solamente, tres palabras!", insistía a voz en grito D. Arturo, pero los curicanos seguían chillando y festejando, gritando loas a Alessandri y a su partido.

El tren silbó y empezó a ponerse en marcha, para desesperación de Alessandri, que era un gran orador y siempre estaba dispuesto a discursear. "¡Tres palabras solamente!", seguía gritando.

Por fin, con el tren ya lentamente en marcha, el griterio empezó a descender y una fuerte voz procedente de las primeras filas consiguió un cierto silencio: "El León nos dirá tres palabras, amigos... guardemos silencio y escuchemos a nuestro Presidente".

Alessandri, visiblemente irritado por no haber podido hacer su discurso, con el tren ya acelerando su marcha, tuvo aún tiempo para gritar desde el descansillo del vagón de cola sus famosas tres palabras: "¡¡Curicanos de mierda!!".

No hay comentarios:

Publicar un comentario