domingo, 17 de octubre de 2010

Vela por nosotros

Esta mañana estábamos en la Iglesia invocando la protección de Dios para un gran amigo que tiene que salir por tres meses de viaje. Pronuncié la solemne bendición del Libro de Oración Común de 1928 pidiendo protección al Dios del cielo para quienes deben atravesar las aguas. Fue bonito y emotivo.

Pero esta noche, en la intimidad de mi hogar, mientras mi familia duerme y todo está en silencio, aún más valiosa que esa bendición sacramental se me antoja la canción-oración de Pedro Guerra.

El Dios a quien pedimos que vele por nosotros no es otro que el Dios sufriente. No acudimos a un Dios omnipotente sentado en un trono distante. Clamamos al Dios cercano a las víctimas de toda injusticia, el que sigue al lado de los perdedores, al que no da su causa por perdida.

Algunos pueden percibir un punto de ironía en la invocación de Pedro Guerra a que ese Dios fuera de su trono sea quien vele por nosotros. Pero a mí me parece el único Dios real, por eso acudo a Él.

Tú, oh Dios, justo y generoso, que conoces el dolor y la derrota, que vives en propia carne el sufrimiento de este mundo, sigue velando por mi amigo y acompáñalo en su viaje.

"Alguien lo vio
en el bolsillo de la nigeriana
que embarazada
atravesó el estrecho.

Alguien lo vio
buscando un hueco entre los refugiados
que en Ingushetia
son como deshechos.

Vela por nosotros
y por nosotras, vela.
Muchas y muchos
creen que existe
y, justo
y generoso,
vela por nosotras
y por nosotros
dicen que vela.

Alguien lo vio
en la mirada del muchacho negro
que lleva al hombro
un arma de combate.

Alguien lo vio
en los burdeles sucios de Manila
junto a la niña
que vendió su padre.

Vela por nosotros…

Y es que somos iguales.
Todas y todos, sí,
somos iguales
ante sus ojos.


Alguien lo vio
entre los huesos de las mexicanas,
desperdigados
por todo el desierto.

Alguien lo vio
cuando el sicario se guardó el revolver
y entre los coches
descansaba el muerto.

Vela por nosotros…"

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