lunes, 6 de diciembre de 2010

Concordia

Un 6 de diciembre más celebramos el aniversario de la Constitución del 78. Con ella recuperamos los españoles nuestras libertades. Fueron aquellos años los que gastaron la palabra "concordia". Uso la expresión "gastaron" porque desde entonces he escuchado poquísimo esta palabra. Mis amigos bolivianos me la traen a menudo a la memoria, cuando presumen de tener en su ciudad (Cochabamba) la escultura más alta del mundo, el majestuoso Cristo de la Concordia.

Concordia significa cambiar las cosas por medio de un pacto que produzca armonía y unidad. ¿Qué políticos son capaces de hacer eso hoy? Lamentablemente, lo que hacen es precisamente lo contrario: pelearse sin freno, pero en realidad para aplicar las mismas políticas. Mucho teatro, mucho tensar la cuerda, para que nada cambie.

Hace falta una revolución liberal en este país, pero una revolución en paz, que ponga en marcha el programa político inconcluso de la Constitución.

Se me puede acusar de mitificar a las personas, pero cuánto se echa en falta a Adolfo Suárez...


3 comentarios:

  1. Sí Rafa, estic molt d'acord amb tu. L'esperit de concòrdia sembla que en la Història d'Espanya (o de les Espanyes...) ha sigut sempre un fruit excepcional. El que em sorpren ara és que, en contradicció amb la brega contínua dels actuals polítics, el poble en general està manifestant una maduresa important a l'hora d'enfrontar la crisi,inclús al cost d'asumir sacrificis.

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  2. Lo mismo in Italia. Ma non abbiamo un Suarez da rimpiangere.

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  3. Algunos piensan que el "Suárez italiano" fue un personaje de ficción, el general de la Rovere (así lo argumenta Javier Cercas en su libro "Anatomía de un instante") Pero como escribió J.J. Armas Marcelo, que lo conoció bien, Suárez fue un de la Rovere "pero sin teatro".

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