viernes, 25 de febrero de 2011

Deteniendo la espiral



Un suceso terrible ha ocurrido esta semana en mi ciudad. Un hombre asesinó a su pareja y se dio a la fuga, así que la hija de cinco años de la fallecida acudió solita a la escuela a informar de lo ocurrido.

La violencia doméstica es un reflejo más de la extrema violencia en la que vivimos instalados sin ser demasiado conscientes.

Todos encontramos excusas para hacer a otros responsables de nuestra cólera. Pero la realidad es que la responsabilidad de nuestros actos radica en nosotros.

La cólera estalla en Oriente Medio tal como habían previsto los mejores analistas desde hace más de una década. Jóvenes veinteañeros sin nada que perder se lanzan a las calles encolerizados ante la falta de futuro.

Lo mismo ocurre en los hogares cuando la única forma de vencer el propio miedo parece ser tener atemorizados a los demás. Parece simplista, pero el ser humano no es tan complejo como presume.

Ojalá sepamos gestionar de otro modo los problemas. La utopía del Evangelio al fin se nos revela como la única alternativa para detener la espiral: aprender a devolver bien por mal como terapia para vencer las frustraciones y cambiar la realidad sin violencia.

http://blogs.lavanguardia.es/ctrlaltsupr/?p=113

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