viernes, 5 de noviembre de 2010

No me llames extranjero

La Delegación del Gobierno en Melilla se ha dedicado a hacer la vida imposible a 47 ciudadanos de orígen bengalí que llevaban más de 5 años viviendo en España.

No solamente son las fuerzas políticas conservadoras las que muestran su peor cara ante la inmigración sino que la Administración socialista también hace de las suyas, olvidando sus teóricos principios y en contradicción con sus propias regulaciones legales.

La Delegación del Gobierno se negó repetidamente a aceptar el trámite de las peticiones de residencia de los bengalíes, pese a que cumplían todos los requisitos legales: más de 3 años de estancia, penales en regla y contrato de trabajo.

Tras recoger 15.000 firmas, llevar a cabo concentraciones y huelgas de hambre, los inmigrantes siguieron luchando por una vida digna en España. Han tenido que pasar 60 días en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Zona Franca de Barcelona, pero desde el martes por fin están libres y a la espera de conseguir definitivamente su documentación.

El miedo al "extranjero" crece en este país. Antes usábamos la palabra en tono admirativo ("viajar al extranjero") pero ahora muchos ya no disimulan su miedo y su desprecio. Algunos funcionarios incluso se creen con poder de cambiar la realidad a su gusto.

Conviene escuchar a Rafael Amor para saber quiénes son de verdad los bárbaros.


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