El liberalismo no es ciego al interés ajeno. Sabe que el interés propio es un componente esencial en las relaciones humanas; pero precisamente por eso procura que todos puedan aspirar a su propia felicidad, sin exclusiones.
No deja de sorprenderme cuando algunos se arropan con la bandera liberal para todo lo contrario. Tachan al gobierno de ladrón por tener políticas públicas, exigen a los inmigrantes que cambien sus valores y costumbres o serán expulsados, proponen retroceder hacia un modelo único de familia ideal, ponen la defensa de la nación (siempre en peligro, según ellos) por encima del pluralismo y la soberanía individual... y llaman a eso ¿¿liberalismo??
Parafraseando a D. Manuel Giménez Fernández, que llamaba a los conservadores "conserva-duros", estos "nuevos liberales" deberían llamarse liber-tales o liber-cuales, porque solamente quieren la libertad para unos cuantos (ellos).
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